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10 pasos hacia la iluminación, primera etapa del largo camino en busca de la excelencia

02/01/2018 20:030 comentariosVistas: 89

El presente artículo desarrolla un concepto clave que no es ni más ni menos que otro proceso de procesos. O lo que llamaríamos la madre de los procesos, precursor (o semilla) de todos los cambios que después van a traer la puesta en práctica de las herramientas que empieza por el estado de Iluminación o estado de aceptación y reconocimiento de la situación. En anteriores artículos hemos hecho mención tanto al alto índice de fracaso de las distintas herramientas de la casa del Lean como al papel clave que jugamos todas las personas de la organización dentro de este proceso de transformación que trasciende el mero hecho de implantar una o varias de las herramientas y conseguir que estas perduren en el tiempo.

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La vuelta a los orígenes que supone el Toyota Kata no hace más que poner en evidencia que, efectivamente, el mismo proceso de transformación que va a sufrir la organización lo deben vivir en primera persona sus más altos responsables o ejecutivos con la visión de la transformación pequeña en lo hábitos de las personas que hará que surja la gran transformación, la cultural.

Los 4 puentes que cruzan el valle de la muerte operativa

Los 4 puentes que nos conducirán a la excelencia responden al orden lógico en que los eventos han de desarrollarse para poder asegurar no solo la pervivencia del proceso con la consolidación (y mejora posterior) de los beneficios de las herramientas, sino la transformación profunda de la organización que este proceso puede conseguir. Podríamos conformarnos con implantar y mantener una o varias de las herramientas, pero ¿Por qué vamos a renunciar a su poder transformador?, ¿Estamos tan cortos de miras?, ¿Creemos de verdad en ello?

Y los 4 puentes, 4 pasos, 4 etapas o 4 como queramos llamar son las 4 ‘íes’ (I de Ilusión, I de Innovación, I de Importante e I de Indefinido):

Iluminación: por reflexión, conversación, intercambio de ideas, visión del mercado, análisis estratégico, DAFO, malos resultados económicos, de calidad, de seguridad, problemas ambientales, administrativos, con los empleados, el entorno, análisis sesudo-estratégico o del mundo en general, llegamos como responsables de la organización al estado de iluminación en el que se hace la luz. Llegamos al pleno convencimiento de que en el barro cotidiano no hay positividad, ni creatividad, ni satisfacción, ni motivación para volver a trabajar al día siguiente. La verdad nos inunda como un espíritu y nos hace llegar a visualizar donde acabaremos si seguimos haciendo lo mismo y nos vislumbra una imagen aun borrosa de un idílico futuro por construir. Ya sabemos cuál es nuestra visión, ya sabemos cuál es nuestra misión. ¡Y es nuestra decisión!

Inoculación: los demás nos encuentran diferentes, optimistas, dicharacheros, estamos encantados de compartir nuestra visión y de contagiar a todo el mundo, cuantos más mejor y cuanto más fuerte también mejor. Llegados a este punto hemos compartido con todos la necesidad de la transformación y que el proceso de transformación empieza en uno mismo. ¡Yo ya he empezado a transformarme, te apuntas!

Incubación: fomentando un ambiente de reflexión compartida, dotando de recursos, aplicando las herramientas del Lean, favoreciendo el desarrollo de las personas, conseguimos el crecimiento del estado de consciencia que nos permite mejorar de manera muy notable todos los ratios de eficiencia, con la reducción de costes que esto lleva emparejada. Tendremos más clientes, más satisfechos, con más empleados cada vez más felices y motivados. ¡Esto sí!

Implantación: es la etapa de consolidación, de mantenimiento, quizás más crítica. Una vez hemos conseguido cambiar las personas, la cultura de la organización habrá cambiado y hemos de asegurarnos que el impulso original se mantenga con el paso del tiempo, con el paso de las personas y que los éxitos, que seguro se van a conseguir, no nos hagan ser tan arrogantes como de pensar que si, que ya hemos llegado al máximo, que el camino ya lo hemos recorrido. Craso error, a la Excelencia por definición nunca se llega, ni por muy cerca que estemos, ni aunque podamos casi tocarla con los dedos. ¡Y ese es precisamente el motor que debe mantener la llama de la transformación recién emprendida!

10 pasos para alcanzar el estado de iluminación

Lo mismo que “un largo camino empieza con el primer paso (Lao Tse)” el primer puente del valle de la muerte lo cruzamos con un conjunto de pasos, necesarios para poder alcanzar el segundo y los sucesivos puentes, en cuyo final nos reconoceremos en el estado de Iluminación.

Vamos con sus 10 pasos:

Paso primero: admitimos que éramos impotentes para alcanzar el objetivo, que la organización se había vuelto ingobernable.

Paso segundo: llegamos a creer que la única solución dependía de un poder superior desconocido y solo la suerte podría resolver todos los problemas, devolvernos el éxito y recuperar el control.

Paso tercero: decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al servicio del progreso de toda la organización, sus procesos, y todas sus áreas organizativas y no solo de las áreas productivas.

Paso cuarto: sin miedo hicimos un minucioso inventario de nosotros mismos, nuestras capacidades, habilidades y actitudes, rogando por la ayuda necesaria para superar esta situación cercana al colapso.

Paso quinto: admitimos, ante toda la organización, ante nosotros mismos y ante el resto de participes sociales, humildemente nuestras limitaciones y nuestra responsabilidad en el fracaso en la consecución de lo esperado en todos los ámbitos.

Paso sexto: llegamos al convencimiento de que la Excelencia es la única solución, que nos liberará de defectos y desperdicios en todas sus formas, orientándonos a crear valor añadido que incrementaremos constantemente, con visión a largo plazo, y pensando obsesivamente en servir a nuestros clientes.

Paso séptimo: humildemente pedimos ayuda, colaboración y participación a todos cuantos nos rodean, interna o externamente, reconociendo que compartir es el único camino posible y que el conocimiento se sitúa en todos los niveles de la organización.

Paso octavo: identificamos y compartimos los objetivos de la organización, sus indicadores y sus procesos, desarrollando un plan de acción sistemático que poner en marcha y seguir, dotándolo de recursos, admitiendo y comprometiéndonos a corregirlo y adaptarlo a una realidad infinitamente cambiante.

Paso noveno: buscamos a través del Kaizen la reflexión y el análisis, para mejorar continuamente los comportamientos de todas las personas, todos los procesos y toda la organización.

Paso decimo: habiendo llegado a la Iluminación primera etapa del Toyota Kata como resultado de estos pasos, tratamos de llevar el mensaje a todos los que nos rodean y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.

¡A la perfección por el entrenamiento y la reiteración sistemática, desde el cambio pequeño en los hábitos de las personas al cambio cultura de la organización!

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