Los ecosistemas de innovación y la política industrial
Uno de los aspectos más importantes en las políticas industriales contemporáneas se refieren al desarrollo regional, que estimula el capital social, las infraestructuras de servicios tecnológicos, industriales y logísticos, así como una plataforma de ciencia, tecnología e innovación permeable a las necesidades de los sectores productivos.
La sola presencia de los factores de innovación, no garantizan que los ecosistemas de innovación se articulen en una cadena de valor tecnológica o en una célula de innovación. Para activar los ecosistemas de innovación se requieren políticas públicas, oferta financiera de riesgo, un sector educativo potente y especializado en áreas científico técnicas, y una comunidad industrial arraigada por la clusterización del territorio como fenómeno industrial.
Las políticas industriales han cambiado de enfoques instrumentales. Por ejemplo, durante el periodo de la sustitución de importaciones del siglo pasado, el énfasis era sectorial y con una industrialización de régimen mixto. En la era de la apertura y la globalización, las políticas industriales usaron al sector externo como palanca de desarrollo para consolidar el modelo de exportación de exportaciones, o régimen de maquila. En la actualidad, las políticas industriales inciden en el clima de negocios, en el desarrollo sectorial y muy particularmente en el territorio.
Las políticas industriales de nueva generación se concentran por ejemplo, en los esfuerzos para el desarrollo de la Industria 4.0, la cual logró concentrar esfuerzos de diversos sectores, gobiernos estatales, gobiernos municipales y el sector del conocimiento para conformar redes empresariales y ecosistemas de innovación en ciudades industriales con vocación automotriz, aeroespacial, electrónica, electrodomésticos e industrias creativas.
Los recursos tecnológicos en los centros de innovación y aprendizaje se multiplican en las ciudades industriales mexicanas. Las funciones del sector del conocimiento no sólo se reduce a la formación de capital humano, sino a poner recursos de investigación y desarrollo tecnológico albergados en las instituciones de educación superior, para inducir experimentos, maquilas y desarrollos industriales utilizando la plataforma educativa creada para dar servicios a la industria.
La organización de clusters con enfoques multisectoriales y la creación de múltiples agencias de innovación con capacidades de mapeos estratégicos, estudios sectoriales, servicios tecnológicos, capacitación, aplicaciones prácticas de manufactura remota, internet de las cosas, servicios en la nube, diseño distribuido, diseño y desarrollo de moldes y troqueles, licitación de micro lotes, integración de celdas de manufactura avanzada, calibración de sistemas robóticos, laboratorios de diseño, servicios metrológicos, entre muchas otras aplicaciones que la revolución industrial 4.0 ha puesto a discusión como transición tecnológica, industrial e incluso, demográfica.
A pesar de que México se encuentra entre el selecto grupo de países con una Industria 4.0 activa, las brechas sociales y tecnológicas son enormes. Por un lado, la transición empresarial hacia los empresarios digitales que nos hacen falta quienes son profesionales capaces de orquestar su industria desde el dispositivo móvil, empresarios que logran instrumentar una empresa desde la nube, entrega desde la nube, y lo más novedoso, se produce desde la nube.
Por otro lado, nos enfrentamos a la brecha educativa, la cual no alcanza a formar los nuevos recursos humanos necesarios de las áreas científico técnicas con las capacidades, actitudes, valores y conocimientos para el trabajo colaborativo abierto, para la gestión de proyectos con la resolución de problemas complejos, pensamiento crítico y habilidad para conducir grupos enfocados a resultados. No sólo se requiere los conocimientos y las ingenierías a disposición el territorio, se requiere recursos humanos creativos, flexibles y con habilidades de liderazgo, con fuertes valores y ética profesional.
Otra brecha fundamental es la escasez de capital de riesgo y financiamiento adecuado para las empresas de base tecnológica. Se requiere una política industrial efectiva en materia de financiamiento tecnológico, a través de fondos especializados que contribuyan a la integración de las cadenas productivas. Los productos financieros deben garantizar recursos para la gestión del concomiendo, el equipamiento para la industria digital y para la consolidación de las empresas emergentes.
Las oportunidades se multiplican y se reproducen a diario en los diversos clusters industriales en México, los cuales animan la formación de varios ecosistemas de innovación enfocados a nichos específicos, por ejemplo algunos especializados en materiales, otros orientados a sistemas de manufactura, otros orientados a la biotecnología, otros a la innovación abierta bajo protocolo, otros que entran a licitaciones en reversa para proveer partes especializadas del sector aeroespacial y otros se dedican a MEMs en el ámbito de la nanotecnología.
Fuente: El Sol de México.